El Análisis Fundamental (AF) es la herramienta básica para desenvolverse en el mundo de las inversiones. No hay forma de que el capital de un inversor pueda crecer en el largo plazo si sus inversiones no son correctamente seleccionadas. Y para ello, es necesario invertir en empresas cuyos negocios maduren satisfactoriamente, en bonos de países cuyas cuentas públicas reaseguren el pago de sus deudas, o en materias primas que se demanden en función de las nuevas tecnologías aplicadas o de los cambios demográficos o socioeconómicos. Es por ello que no hay otro camino que el AF, el cual no es otra cosa que la investigación a fondo de todas las variables involucradas en el desarrollo de una empresa, de un país, de una moneda o de un commodity.

El marco teórico financiero fue evolucionando y se ha vuelto más sofisticado con el tiempo; pero también ha sucedido lo propio con la cantidad de información disponible, con un crecimiento exponencial de los datos y variables a analizar. Cada vez se hace más necesario utilizar herramientas tecnológicas sofisticadas, vinculadas al Big Data, programación, algoritmos, etcétera. A tal punto se ha complejizado el tema que profesionales de otras áreas, tales como ingenieros o físicos, tienen actualmente una preponderancia central en el manejo y en el diseño de estrategias de inversión.

Clásico y moderno

La creación de nuevos productos o estrategias de inversión está provocando cambios estructurales en nuestros mercados. Recientemente vimos una importante corrección en los mercados accionarios globales, como resultado de un desarme abrupto de posiciones de los fondos que buscaban tener objetivos determinados de volatilidad, entre los que se encontraban los denominados fondos de risk-parity, fondos de trading sistemático y fondos de pensión de variable annuities. Estos perseguían sostener un objetivo de volatilidad que rondaba entre 8% y 15% anual.


La popularidad que fue ganando este tipo de estrategia radicaba en el bajo nivel de volatilidad que el mercado venía exhibiendo en los últimos cinco años como consecuencia de la laxitud monetaria de los Bancos Centrales. Una inferior volatilidad en acciones y bonos impulsaba entonces a adoptar un mayor apalancamiento para alcanzar los objetivos planteados; en general, una de las maneras de conseguirlo era por medio de futuros de índices bursátiles.

Los esquemas de targeting de volatilidad exacerban los ciclos financieros, elevando fuertemente su participación en el volumen negociado en períodos de stress. Aun así, ello no determina aspectos de tendencia, sino que influye en retornos de corto plazo.
La corrección reciente de la Bolsa estadounidense, que contagió al resto del mundo, puso el foco en este tipo de estrategias de administración de activos, ya que sucumbieron ante el aumento de volatilidad. Fueron en parte los responsables de la caída de la volatilidad, para luego ser los responsables del salto abrupto y del final caótico de este tipo de estrategias.

En definitiva, vamos a seguir presenciando una fuerte innovación en nuestra industria, con estrategias y técnicas cada vez más sofisticadas. No cabe la menor duda de que ayudan en el día a día: colaboran con la tediosa tarea de monitorear y analizar cientos o miles de variables diarias, pero no vienen a sustituir el Análisis Fundamental, sino que llegaron para complementarlo. Y es así como vemos crecer y consolidarse en el tiempo a fondos que unieron a ambos universos en uno, y lo trasformaron en una exitosa manera de administrar activos. Hablo por ejemplo de los Quant Macro o los Quant Equities, que se valen de herramientas informáticas complejas para llevar adelante modelos de inversión basados en las viejas y mejoradas prácticas del AF.