El avance de Wall Street parece imparable. El S&P 500 acumula un 15% de revalorización este año y, de acabar así este mes, firmaría el mejor primer semestre desde 1998, cuando logró subir un 16,8%. En este tiempo, ya ha registrado 31 máximos históricos. Todo, a pesar de un enorme cambio de perspectiva respecto a los tipos de interés, ya que el mercado ha pasado de esperar siete recortes a comienzos de año a solo descontarse dos descensos como máximo para la recta final de 2024, aunque la Reserva Federal (Fed) pone en duda que sea óptima una flexibilización de 50 puntos básicos. Pero la renta variable no se ha achantado y, en los últimos días, se han actualizado al alza las revisiones para el índice americano. Los motivos detrás de la mejora constante de potencial coinciden: los megalodones tecnológicos de Wall Street no paran de subir.
Las grandes 'tech' siguen protagonizando los ascensos, aunque con matices. A principios de curso, Las Siete Magníficas -Microsoft, Nvidia, Apple, Alphabet, Amazon, Meta y Tesla- fueron el motor de la bolsa americana. El sector ha seguido liderando, pero la lista se ha inclinado y es Nvidia, la inteligencia artificial (IA) y los chips los que están subiendo sin freno aparente. Son los teloneros de las compañías más capitalizadas, que ahora se sitúan en la primera línea del rebote.
Una de las últimas firmas que ha puesto sobre la mesa esta dinámica es Citigroup, lo que le ha llevado a reevaluar sus previsiones para el S&P 500. Scott Chronert, analista de la casa, ha explicado que ahora espera para diciembre un recorrido hasta los 5.600 puntos para el índice (desde los 5.487 actuales, un potencial del 2%) frente a los escasos 5.100 en los que estaba hasta este lunes. Chronert justificaba este cambio alegando que "el efecto de ponderación de la legión de megacapitalizadas en crecimiento, está teniendo una gran influencia sobre el índice" por lo que "las medidas para fijar objetivos parecen ahora inapropiadas". Se refiere a que un selecto grupo de compañías copa los ascensos, lo que puede generar volatilidad en un índice no tan repartido. El experto explica que las tecnológicas estadounidenses de gran valor bursátil siguen estando detrás de este avance.
También recientemente, otros como Evercore y Goldman Sachs han emprendido revisiones similares. El primero es el más optimista de todos los analistas y ha mejorado el horizonte del 'blue chip' hasta los 6.000 puntos, entusiasmado por el impacto de la inteligencia artificial (IA). Julian Emanuel, analista de la firma, cree que una parte del rally está apoyándose en la IA y en la productividad que va a suponer esta tecnología en los puestos de trabajo, algo que cree que ya se está materializando y cotizando.
Por su parte, David Kostin, el estratega estrella de Goldman Sachs, ha revisado hasta los 5.600 puntos su objetivo frente a los 5.200 anteriores. Pese a que el avance quedaría limitado al 2%, el experto dice que el escenario está más abierto que nunca por "el excepcionalismo de las megacapitalizadas". Cree que ahora mismo el mercado se encuentra en un punto de inflexión y todo depende de si sus respectivos negocios, generalmente relacionados con la IA, pueden seguir creciendo. En este caso más optimista, el índice podría alcanzar los 6.300 puntos. Sin embargo, el peligro es que estas empresas decepciones y, entonces, Kostin ve un retroceso del 14% hasta los 4.700 puntos.
Pese a la evaluación positiva que están haciendo estos analistas, no todos son igual de alcistas. Es más, el hecho de que el S&P 500 ya se haya revalorizado un 15% en lo que va de curso limita su potencial. El consenso así lo considera y ve al indicador al filo de los 5.300 a final de año.
Aunque se den distintas metas para la bolsa americana, de lo que parece no haber dudas es que las grandes tecnológicas están resistiendo mejor a los elevados tipos de interés, ya que continúan generando beneficios, tienen efectivo y necesidades de endeudamiento más moderadas. Además, su inversión en IA está generando resultados, coinciden los expertos de Morgan Stanley y US Bank. Además, el último informe de Bespoke subrayaba que la subida ha sido cosa, en buena medida, de ricos.
Los teloneros de Nvidia
Nvidia, como no podía ser de otra manera, es la gran impulsora del mercado (se acaba de convertir en la empresa más valiosa del mundo, superando a Microsoft), junto a Supermicro, otra firma de chips menos conocida, pero más rentable que la reina de la IA en esta temporada. Han ganado un 223,6% y un 173,7%, respectivamente, en lo que va de año. Lo curioso es cómo el resto de compañías de procesadores se han ido uniendo a la fiesta, desplazando algo al grupo de las Siete Magníficas.
De hecho, de las diez compañías que más rinden en el 'blue chip' en lo que va de año y según su último cierre, cinco son de semiconductores: Nvidia, Super Micro Computer (Supermicro), Micron Technology (+79,8%), Broadcom (+61,5%) y Qualcomm (53,2%). La división por grupos del índice (con 163 categorías) pone el podio de la aportación al rally a los semiconductores, a la industria de equipos para semiconductores (por ejemplo, al fabricante de obleas Lam Research), al sector de los componentes electrónicos y a Alphabet y a Meta.
Por eso, otros 'teloneros', como Supermicro, Micron o Broadcom están ganando peso y desplazando a las 'Siete Magníficas'. La primera de ellas, la gran estrella de Wall Street, se estrenó en el S&P 500 en marzo de este año y es la mejor del índice hasta la fecha. La compañía se dedica a vender servidores y equipos de almacenamiento de datos. Los equipos de computación que vende son modulares, lo que da flexibilidad a los clientes para adaptar, modificar o actualizar sus centros de datos. La empresa tiene miles de clientes en un centenar de países.
Broadcom también está en el centro de todo ello y diseña y fabrica semiconductores y equipos para computación. Los ingresos en infraestructura tecnológica que vende se dispararon un 175% en el segundo trimestre, las últimas cuentas de la firma. El potencial que tiene este negocio es inmenso, ya que hay más datos que procesas que capacidad de procesamiento, lo que está haciendo que al sector no le falte demanda.
"Esperamos seguir recibiendo grandes contratos para reservar capacidad porque la demanda de nuestra infraestructura de IA, llamada Gen2, supera la oferta", señalaba la directora ejecutiva de Oracle, Safra Catz, en marzo. Es otra de las que contribuye al rebote del S&P 500 tras subir un 37,2% en lo que va de 2024.
Estos ejemplos son los que reflejan que el ascenso de Wall Street tiene mucho que ver con poco: con Nvidia, la IA y los chips. Por un lado, esta disrupción tecnológica es muy potente y se espera que genere muchísimo crecimiento, pero, por otro, deja expuesta a la bolsa al rebote de un puñado de títulos.
Los riesgos se han disipado a nivel macroeconómico, pero no han salido de la fotografía. Existe el temor de que la Fed se pase de restricción, ya que mantiene los tipos de interés en el 5,25-5,5% desde julio. Es decir, desde hace casi un año. El riesgo está en que Jerome Powell espere demasiado. A su vez, algunos analistas ven algunas de las valoraciones demasiado infladas, de empresas que no dejan de subir, como las mencionadas.
"Existe preocupación de que el crecimiento económico se desacelera demasiado rápido y que los recortes de tipos de interés lleguen tan tarde que no puedan evitar una recesión en EEUU", defiende Rob Haworth, de US Bank. Este sería un escenario que provoque caídas en la renta variable. En ese sentido, "aunque aún hay un mercado de valores constructivo, con ganancias en dirección positiva, es posible que las acciones que han dominado el mercado puedan estar alcanzando niveles de valoración desafiantes". La conclusión del experto apunta "a un mercado agitado y no necesariamente hacia una trayectoria alcista".